Chile toma medidas contra la contaminación del aire
El uso de leña para calentar hogares libera humos tóxicos que afectan negativamente la salud de las personas. Chile está abordando esto como parte de una estrategia para enfrentar uno de sus mayores desafíos ambientales: la contaminación del aire.
La leña produce hasta el 94 por ciento de las emisiones de partículas finas (PM2, 5) en algunas ciudades chilenas, según el Ministerio de Medio Ambiente. Pero la falta de dinero está impidiendo que muchos hogares cambien a fuentes de energía más limpias o cambien sus calentadores y estufas de 30 años de antigüedad.
En invierno, cuando hay poca lluvia o no hay viento para lavar el smog, el aire se vuelve insoportable en ciudades como Santiago, que está en un valle, donde las partículas quedan atrapadas.
Cada año en Chile, la contaminación del aire le cuesta al sector de la salud al menos 670 millones de dólares y es la causa principal de las 127.000 consultas de emergencia de salud y más de 4.000 muertes prematuras.
Para hacer frente a este problema, en 2014 el Gobierno puso en marcha un programa en la región centro-sur para sustituir 200.000 calentadores de leña por calentadores de mayor eficiencia energética, como nuevos calentadores a base de gas, parafina o pellets de madera. Esto se ha traducido en una reducción de las emisiones y una mejora de la calidad del aire interior.
Las emisiones tóxicas de calentadores de leña viejos pueden ser el doble de las de un calentador a base de pellets y tres veces las de un calentador a base de parafina, estima el Ministerio de Medio Ambiente de Chile.
“El nuevo calentador mejora nuestras condiciones de vida. No solo es barato, lo que es más importante, contribuye a reducir la contaminación del aire en nuestra comunidad, Coyhaique”, dijo Ramón Soto Vidal, quien recibió un calentador de parafina.
“Creo que esta es una alternativa realmente limpia, y es ideal para apartamentos Firewood La leña no es práctica y contamina nuestro aire, lo cual es preocupante”, dijo Raquel Fuica, de Osorno, una ciudad en la región centro-sur del país donde las partículas finas pueden ser más altas que las de Santiago, principalmente debido a la leña.
Otra beneficiaria en Osorno, Verónica Nahuel, invitó a sus vecinos que todavía usan combustibles sólidos a solicitar el programa de reemplazo de calentadores. “De esta manera podemos aportar nuestro granito de arena y contribuir a limpiar el aire de nuestra ciudad, que es una de las más contaminadas del país.”
El país ha comenzado a disfrutar de los resultados de estos y otros esfuerzos.
“Este año hemos visto los efectos y beneficios de los planes de descontaminación atmosférica que no notamos en años anteriores, debido a la sequía y las malas condiciones de ventilación”, dice el ministro de Medio Ambiente, Marcelo Mena.
Mena reveló que entre el 1 de abril y el 29 de junio de 2017, los episodios graves de contaminación del aire en las principales ciudades de la región centro-sur fueron un 45% inferiores a los del mismo período de 2016.
Los episodios se producen cuando altas concentraciones de partículas en suspensión en el aire (PM10 y PM2, 5) suponen un riesgo para la salud humana. Actualmente, 10 millones de personas están expuestas a una concentración promedio de partículas finas (partículas de 2,5 micras) por encima de los 10 microgramos por metro cúbico (µg/m3), un nivel considerado inseguro por la Organización Mundial de la Salud.
” Los episodios graves se han reducido casi a la mitad en gran parte de Chile… Se ha iniciado una transformación hacia una calefacción más limpia, es irreversible y ha permitido que tanto el Estado como los ciudadanos colaboren para limpiar el aire en las ciudades”, dice el ministro.
El Gobierno también subvenciona el aislamiento en hogares de ingresos bajos y medios como parte de un programa que intenta mejorar anualmente las condiciones de vivienda de 100.000 familias. El aislamiento reduce la demanda de calefacción en un 30 por ciento, lo que significa facturas y emisiones más bajas, estima el Ministerio de Vivienda y Asuntos Urbanos.
Local es global
El uso de energía en los hogares es una de las principales fuentes de contaminantes climáticos de corta duración en Chile, que el país ha estado tratando de reducir como parte de la Coalición Clima y Aire Limpio desde 2012. Se trata de una alianza voluntaria internacional auspiciada por ONU Medio Ambiente, integrada por gobiernos, organizaciones internacionales y empresas con el objetivo de reducir las emisiones de metano, carbono negro e hidrofluorocarbonos.
“La contaminación local hoy en día comienza a tener relevancia a nivel mundial en el contexto del cambio climático”, dice Mena. “Si somos capaces de abordar los contaminantes de corta duración, reduciremos el aumento sostenido de la temperatura planetaria y tendremos un futuro climático seguro con un aumento de menos de 1,5° C.”
Chile se ha comprometido a reducir los contaminantes climáticos de corta duración como parte de su contribución al Acuerdo de París.
El Gobierno también ha logrado reducir la contaminación a través de impuestos: un impuesto a las emisiones de vehículos de 2014 redujo las emisiones de dióxido de carbono y óxido de nitrógeno en un 30 por ciento entre 2015 y 2016; y se introdujo una desgravación fiscal para las importaciones de vehículos menos contaminantes que cumplen con las normas “Euro 6”, dice Mena.
Chile ha demostrado un fuerte compromiso con la Campaña Respira Vida, una iniciativa conjunta liderada por la Organización Mundial de la Salud, ONU Medio Ambiente y la Coalición Clima & Aire Limpio para movilizar a ciudades e individuos para proteger nuestra salud y la del planeta de los efectos de la contaminación del aire. Su objetivo principal es alcanzar los objetivos de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud para 2030.
Santiago ha liderado el camino con su campaña Santiago Respira desde 2014, cuyo objetivo es reducir las emisiones globales de partículas en un 60 por ciento.
Recientemente Chiguayante, Concepción, Hualqui y Talca se unieron a Santiago y ahora forman parte de la campaña Respira Vida.