Colonialismo

Imperio colonial españolEditar

Artículo principal: Imperio español

El Imperio colonial español fue uno de los primeros imperios coloniales en aparecer y uno de los más extensos. Junto con Portugal, fue una de las potencias europeas colonialistas del siglo XVI. Su estructura era virreinal, es decir, que se organizaba en virreinatos. El líder de un virreinato era el virrey, que era el máximo representante del rey en ese territorio. España creó dos virreinatos en América: Nueva España (actual México, Centroamérica y Filipinas) y Perú (desde Panamá pasando por Chile hasta Cabo de Hornos), aunque más tarde serían cuatro, añadiéndose a la lista Nueva Granada (Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá) y el de Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia). Cada virreinato estaba organizado en Capitanías Generales y éstas a su vez por gobernaciones.

Cruz de Borgoña, bandera del Imperio español

En el 1580, durante el reinado de Felipe II, España anexionaría Portugal a su Imperio gracias a la herencia de este rey por parte de su madre, Isabel de Portugal. Este periodo sería la edad de Oro de España.

El Imperio en su cúspide territorial

En el Siglo de las Luces, tendría seguidos conflictos con Gran Bretaña y otras potencias europeas, como la Guerra de Sucesión Española, la Guerra de Sucesión Austríaca o la Guerra de los Siete Años, entre otras. España también viviría en este siglo una gran expansión colonial, consolidando su supremacía en América, además de que tras la Guerra de los Siete Años, recibiría el gran territorio de Luisiana por parte de Francia, y más tarde, pelearía con Gran Bretaña por el control del Territorio Nutka.

La mayoría de las colonias españolas se independizarían a partir del 1810, gracias a la invasión napoleónica de España. La primera nación en separarse de España fue el Río de la Plata (actual Argentina) junto con el Paraguay en 1810, y la última, Bolivia en el 1825. Sin embargo, España continuaba teniendo poder sobre Cuba y Filipinas, pero ambas se independizarían en el 1898, en el Desastre del 98 causado por la notable derrota en la Guerra hispano-estadounidense.

En el siglo XX, España recibiría las colonias del Sahara Occidental, Guinea Ecuatorial y el Norte de Marruecos. La última en dejar de ser parte de España fue el Sáhara, que fue dividido entre Mauritania y Marruecos (ejerciendo poder en la actualidad en la mayor parte del territorio) en el 1976.

Las Islas Canarias vieron frustradas su descolonización. A principios de 1978 una comisión formadas por Argelia, Libia, Senegal, Nigeria y Guinea, supervisarían un “proceso de descolonización” para estas Islas. También se elevaría el asunto al entonces secretario general de la OUA, William Eteki. Otra acciion en favor de la independencia de las Islas Canarias sería ir a Nueva York, y presentar una resolución favorable a la independencia del archipiélago ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Todo se frustró a consecuencia de intento de asesinato del interlocutor de la descolonización de las islas, Don Antonio Cubillo Ferreira. José Luis Espinosa Pardo, antiguo infiltrado del SECED en el PCE(r) y en el FRAP, contrató a los mercenarios Juan Antonio Alfonso González y José Luis Cortés para que llevaran a cabo el asesinato. Ambos se trasladaron a Argel la mañana del 5 de abril de 1978. Los dos hombres esperaban frente al ascensor de la residencia de Cubillo en la Avenida de Pekín de dicha ciudad. Al llegar, frente al ascensor, éste es apuñalado por sorpresa dos veces, recibiendo heridas graves en la espalda y el abdomen. Los mercenarios, cuando se disponían a cortarle el cuello se vieron sorprendidos por la irrupción de un funcionario argelino, por lo que se vieron obligados a huir. Cubillo, una vez que regresó a Madrid, culparía de la operación al ministro Martín Villa. En el año 2003, la Audiencia Nacional aprobó una indemnización de 150.203,03 € por la acción terrorista. España solicitó el indulto de ambos autores materiales con motivo de la visita oficial realizada a Argel por los Reyes de España en mayo de 1983. Cubillo, historia de un crimen de Estado. Tras esta intervención negativa, las Islas Canarias no están entre los territorios, que a 2020 son 17 los no autónomos y pendientes de descolonización. Si está Gibraltar, por intervención, en este caso positiva de España

El Imperio colonial español es considerado el cuarto imperio más grande de la historia, tan solo superado por Rusia, Gran Bretaña y Mongolia, y dejando atrás a otros grandes imperios como los Califatos Árabes, China, Roma, Francia o Portugal entre muchos otros.

Imperio colonial portuguésEditar

El Imperio colonial portugués fue el primero en hacer asentamientos estables en África y el segundo en América (poco después de España). Sus posesiones consistían, sobre todo, en Brasil, Angola y Mozambique, aunque durante sus primeros siglos, mantuvo factorías en las Costas de la India, gran parte de las Costas Africanas, en las Indias Orientales y en Timor-Leste (Timor Oriental).

Bandera del Imperio portugués

Uno de los comercios más notables en la historia de Portugal es el comercio de esclavos africanos mediante el método del comercio triangular (la metrópoli enviaba manufacturas a las colonias Africanas y desde ahí enviaba más manufacturas y esclavos hasta América y las riquezas de este último iban a parar a la metrópoli), de hecho, era la principal fuente de esclavos para el Reino Unido, Francia y España en los siglos XVII, XVIII y principios del XIX.

En 1580, Felipe II de España accedió al trono portugués después de salir victorioso en la Batalla de la Isla Terceira (última batalla de la Guerra de Sucesión Portuguesa). Portugal formaría parte de la Monarquía Hispánica y su sistema polisinodial de Consejos (respetando los fueros y privilegios de cada territorio pero colocando como soberano del mismo al rey español) hasta que en 1640, proclamó su independencia debido a la Unión de Armas propuesta por el Conde-Duque de Olivares que proponía igualar la contribución en impuestos y levas militares según la riqueza y población de cada territorio de la Monarquía Hispánica.

Portugal siguió expandiendo Brasil hasta que en el año 1822 se independizó. Pese a esto, Portugal mantuvo y expandió sus colonias africanas su independencia en 1974 (Angola), y 1975 (Mozambique).

Mapa diacrónico del Imperio portugués

Imperio colonial británicoEditar

El Imperio colonial británico era el más grande del mundo. La India era la colonia más rica, por sus productos y su población. Era un gran mercado. Fue conquistada entre 1845 y 1848 por una empresa privada inglesa, la Compañía Británica de las Indias Orientales. En 1857 estalló una revuelta de los componentes indios de las tropas inglesas (cipayos). Fue difícil contenerla, por lo que al conseguirlo, la reina Victoria transfirió el poder al Estado. Fue proclamada Emperatriz de la India (1876). Más adelante, los británicos hicieron expediciones militares para reforzar las fronteras indias. Conquistaron el Norteamérica, gran parte de Oceanía, Guyana, Birmania y al este de Asia, Malasia. En África realizaron conquistas desde Egipto y el valle del Nilo hasta el océano Índico y Sudáfrica, donde tuvieron que luchar con antiguos colonos holandeses (boéres).

Imperio colonial francésEditar

África Occidental Francesa

Nueva Francia y la Luisiana Francesa

El Imperio colonial francés comienza bajo el reinado de Luis XIII. En esta época, Francia crearía el Virreinato de Nueva Francia, con capital en Québec. Más tarde, durante Luis XIV, crearía también la Luisiana, un extenso territorio que abarcaba el centro del continente. También fundaría la colonia de la Guayana Francesa y España le regalaría Haití. Tras la Guerra de los Siete Años, perdida por la Francia de Luis XV, la Luisiana sería regalada a España y Nueva Francia a Gran Bretaña. Después de este hecho, el Imperio Francés quedaría reducido a Haití y la Guayana Francesa.

Después de Napoleón, Francia empezó a colonizar África Occidental y el Sureste Asiático. El resultado fue un gran y duradero Imperio Colonial, abarcando un tercio del continente africano, Madagascar e Indochina. Este imperio resistiría las dos guerras mundiales, pero se fragmentaría poco después de la Segunda Guerra Mundial.

Caso de CongoEditar

En África sólo quedaban dos estados independientes: Liberia y Abisinia. El reparto que se dio en África ocasionó enfrentamientos. En Congo, concretamente, confluían las ambiciones de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Portugal y la Asociación Internacional para la Explotación y Colonización de África, del rey Leopoldo II de Bélgica. Para evitar enfrentamientos militares, las potencias europeas se reunieron en la Conferencia de Berlín (1885) donde decidieron las normas para la ocupación de tierras en África y aprobaron que Congo pasara a ser propiedad de la Asociación Africana del rey Leopoldo. A su muerte, lo legó al reino de Bélgica.

Caso de MarruecosEditar

Artículo principal: Historia de Marruecos
Salacot (en este caso, del Segundo Imperio francés) es un icono del colonialismo de las áreas tropicales del planeta.

A finales del siglo XIX, el reino de Marruecos era uno de los pocos países africanos que seguía siendo independiente aunque Francia intentó ocuparlo. Se produjo una crisis porque el emperador Guillermo II de Alemania se opuso en 1905. En 1906, en la Conferencia de Algeciras, se decidió que Marruecos sería dividido como protectorado entre Francia y España. En algunas zonas hubo una fuerte resistencia, por ejemplo, en el norte, Abd-el-Krim le causó problemas al ejército español.

La cuestión chinaEditar

China estaba dominada por la dinastía Qing manchú, de origen distinto que la mayoría de población (Han), por lo que eran considerados extranjeros, por los europeos. Hacia 1820 la participación de China en el PIB mundial era superior al 35%, mientras que la contribución de Europa era inferior al 25%. De hecho hacia 1800 dos tercios del PIB mundial correspondían a Asia.

China, por tanto, era una potencia económica, un país muy poblado y un mercado ideal para las grandes potencias. Los productos chinos se exportaban a Europa y el balance comercial era favorable a China, se estima que el 75 % de la plata extraída en América acabó intercambiada en China a cambio de productos chinos. Por esa razón, los europeos en particular los británicos buscaron otras mercancías además de la plata para intercambiarla por productos chinos. Los traficantes británicos de opio, trataron de vender opio y promover el consumo para poder vender opio a cambio de otras mercancías chinas. Sin embargo, el opio estaba prohibido en China, aunque un porcentaje creciente de la población era adicta. Las guerras del opio (1838-1860) tuvieron como objetivo obligar a China a comprar productos europeos, e impusieron los llamados Tratados Desiguales. China era obligada a comprarles productos a las potencias, y el tráfico de opio llevado a cabo desde Hong Kong debió ser consentido por la amenaza militar británica. Los europeos instalaron otras plazas permanentes con el objetivo de dominar todo el comercio exterior de China y hasta sus ferrocarriles. Esto provocó revueltas contra los monarcas manchúes, pero los ejércitos de las metrópolis las repelieron. Sin embargo, culturalmente China fue altamente independiente y el impacto cultural europeo fue limitado, a pesar de la supeditación de muchas de sus políticas a los intereses europeos.

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