Control cognitivo

“Control cognitivo” es una construcción de la neurociencia cognitiva contemporánea que se refiere a procesos que permiten que el procesamiento de la información y el comportamiento varíen adaptativamente de momento a momento dependiendo de los objetivos actuales, en lugar de permanecer rígido e inflexible. Los procesos de control cognitivo incluyen una amplia clase de operaciones mentales que incluyen la representación y el mantenimiento de objetivos o contextos, y procesos estratégicos como la asignación de atención y el mapeo estímulo-respuesta. El control cognitivo está asociado con una amplia gama de procesos y no está restringido a un dominio cognitivo en particular. Por ejemplo, la presencia de deficiencias en las funciones de control cognitivo puede estar asociada con déficits específicos en la atención, la memoria, la comprensión del lenguaje y el procesamiento emocional. Dada su influencia generalizada, el control cognitivo deteriorado podría explicar muchas de las deficiencias generalizadas que exhiben las personas con esquizofrenia y otros trastornos del desarrollo neurológico.

Basado en estudios neuropsicológicos y neurofisiológicos en humanos, y estudios de registro de primates no humanos, se cree ampliamente que la corteza prefrontal desempeña un papel clave en el apoyo al control cognitivo en el cerebro. Los estudios clásicos de Fuster y Goldman-Rakic enfatizan la capacidad del PFC para montar una respuesta neuronal sostenida durante el período de retardo de una tarea de memoria de trabajo como crítica para la capacidad del animal para hacer una respuesta adecuada a un memorándum. Tal actividad sostenida ha sido ampliamente documentada en estudios de neuroimagen del rendimiento de la memoria de trabajo humana. La activación prefrontal también se ha documentado en asociación con altas demandas de control durante el desempeño de la atención selectiva, inhibición de tendencias de respuesta pre-potentes, regulación emocional y el uso del contexto lingüístico para apoyar la selección de respuestas. En una síntesis altamente influyente de estos y otros datos relacionados con la función PFC, Miller & Cohen (2001) propuso que el PFC representa y mantiene el contexto para la respuesta u objetivos, lo que a su vez sesga el procesamiento en áreas posteriores y premotoras para apoyar la respuesta adecuada a la tarea. Este modelo se conoce como Modelo de Activación Guiada.

Nuestros propios estudios y los de otros utilizando RM funcional han confirmado que la CFP dorsolateral se activa cuando se requiere que los sujetos superen tendencias de respuesta pre-potentes. Esto, a su vez, conduce a la modulación de las áreas posteriores involucradas en el procesamiento de estímulos. Además de tener en cuenta el control cognitivo durante las tareas que implican superar la respuesta pre-potente, hay un creciente cuerpo de evidencia que implica al CFP en la regulación del comportamiento emocional y en la representación del valor apetitivo de las acciones. El trabajo de nuestro grupo y otros sugiere que la corteza prefrontal lateral está involucrada en el control sostenido, mientras que las regiones medial y frontal lateral trabajan en conjunto para ajustar el control dinámicamente de acuerdo con las demandas cambiantes de las tareas que se reflejan en el nivel de conflicto provocado durante la ejecución. La teoría de bucle de conflicto de control plantea la hipótesis de que durante el control dinámico, la corteza cingulada anterior detecta el conflicto y señala las áreas prefrontales laterales para representar con mayor fuerza el contexto y apoyar niveles más altos de control. La investigación en nuestro laboratorio utiliza modelos conductuales, ERP, fMRI y computacionales para aumentar nuestra comprensión de los mecanismos neuronales subyacentes al control cognitivo, de la generalización de la teoría de bucles y del papel del control cognitivo en la esquizofrenia y otros trastornos del desarrollo neurológico, incluido el autismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.