Cortes, rasguños y rozaduras
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(Cuts, Scratches, and Scrapes)
Te caes del monopatín y te rozas la pantorrilla con el suelo. El cuchillo que utilizas te corta el dedo pulgar en vez del tomate. Tu nuevo perrito no sabe lo afilados que están sus dientecitos de bebé.
Es posible que creas que los cortes, rozaduras y rasguños no tienen ninguna importancia, pero en todos los casos en que se produce una rotura de la piel existe el riesgo de infección. Por lo tanto, ayuda mucho entender cómo cuidar de este tipo de lesiones en tu propia casa y cuándo es necesario acudir a la consulta del médico.
¿Qué hacer?
Muchos cortes, rasguños y rozaduras de tamaño reducido se curan sin necesidad de ir al médico. He aquí lo que debes hacer en caso de que la lesión no sea grave:
- Detén la hemorragia apretando un paño suave y limpio contra la herida durante unos pocos minutos. Si la herida sangra mucho, deberás aplicar la presión durante más tiempo (a veces durante hasta 15 minutos). Si se trata de una herida de tamaño reducido, la hemorragia debería detenerse al cabo de pocos minutos a medida que los factores de coagulación de la sangre vayan cumpliendo su función y sellen la herida.
- Mientras aplicas presión sobre la herida, evita caer en la tentación de ir echándole vistazos. Si levantaras el paño, la herida podría empezar a sangrar de nuevo.
- Lávate la herida. Deja caer agua tibia sobre la herida durante unos cinco minutos. Luego utiliza jabón para lavar con delicadeza y a conciencia la piel que rodea el corte o rozadura. Si hay tierra, suciedad o impurezas dentro de la herida (como gravilla), extrae la parte que puedas (un paño suave y húmedo te puede ayudar). El hecho de lavar la herida contribuye a eliminar las bacterias que podrían provocar infecciones en el área lesionada. Si no puedes eliminar toda la suciedad, llama al consultorio de tu médico.
- Si lo consideras oportuno, aplica una capa ligera de pomada antibiótica alrededor de la herida para matar posibles gérmenes. Asegúrate de que no eres alérgico a los medicamentos que contiene la pomada.
- Seca el área con delicadeza y cúbrela con una gasa u otro tipo de vendaje. El vendaje ayuda a prevenir las infecciones por gérmenes. Si el vendaje se ensucia o se moja, cámbialo inmediatamente.
- Quítate el vendaje diariamente y lávate la herida con delicadeza. Fíjate si presenta signos de infección.
- Para prevenir las infecciones y reducir la aparición de cicatrices, no te toquetees ni te arranques la costra ni la piel que rodean la herida.
Cuándo pedir ayuda
Si la herida no deja de sangrar y no consigues frenar la hemorragia, llama a uno de tus padres o al médico inmediatamente. Cubre la herida con un vendaje estéril o paño limpio. Si la sangre empapa el paño o vendaje, no lo retires y coloca otro nuevo encima. Levantar la parte del cuerpo afectada por encima de la cabeza (o levantarla lo máximo posible) puede ayudar a enlentecer el sangrado.
Si la herida es muy larga o profunda o si sus bordes están muy separados, es posible que el médico tenga que cerrarla poniéndote puntos. El personal médico o de enfermería utilizará algún tipo de anestésico para dormir el área afectada (a veces se aplica una crema anestésica sobre la piel para dormirla). Si te asusta la idea de que te administren el anestésico mediante inyección, te puede ayudar mucho pensar en que los puntos vienen a ser como un montón de pinchazos, de modo que ¡es mucho mejor recibir solo uno cuando te inyecten el anestésico!
Si te ponen puntos, probablemente tendrás que volver a la consulta del médico al cabo de cinco a 10 días para que te los quiten (aunque algunos puntos se disuelven por sí mismos). El personal médico o de enfermería se limitará a cortar el hilo de sutura con unas tijeras y a estirar suavemente de él. Se trata de una sensación un poco extraña, como si te hicieran cosquillas, pero generalmente no resulta dolorosa.
Los médicos a veces cierran los cortes de tamaño reducido o de bordes rectos utilizando un tipo especial de pegamento de uso médico o con tiras estériles (franjas estrechas de cinta). Tanto el pegamento como las tiras se disuelven o se desprenden por sí solos.
Hacerse un corte suele implicar la aparición de una cicatriz. Si te haces un corte que requiere puntos o pegamento de uso médico y no acudes a la consulta del médico a tiempo, la cicatriz que te quedará será mucho más visible.
Evitar las infecciones
Deja que uno de tus padres, tu entrenador u otro adulto sepa que te has lesionado. Es especialmente importante que informes a un adulto si te has cortado con algo que estaba sucio u oxidado, si sangras mucho o si te han mordido o arañado (independientemente de que se trate de un animal o de una persona).
Las mordeduras que atraviesan la piel requieren cuidados médicos. Los gérmenes contenidos en la saliva animal o humana pueden introducirse dentro de la herida, motivo por el que necesitarás tomar antibióticos para prevenir posibles infecciones. El personal médico o de enfermería también querrá saber si el animal que te ha mordido tiene o no rabia.
Hay cortes y mordeduras que podrían conllevar que contrajeras tétanos si no tienes la vacuna antitetánica al día. Tú (o uno de tus padres) deberán revisar tu cartilla de vacunaciones para asegurarse de que te han puesto la vacuna del tétanos hace poco. En caso negativo, deberán ponerte la vacuna cuando te curen la herida.
Signos de infección
A veces, los cortes, rasguños o rozaduras empiezan como una lesión sin importancia pero luego se infectan. Las infecciones cutáneas ocurren cuando han entrado demasiados gérmenes en la herida para que los glóbulos blancos puedan hacerles frente.
Si detectas cualquiera de estos signos de infección, llama a tu médico de inmediato:
- enrojecimiento progresivo alrededor de la herida
- pus amarillo o verdoso o supuración turbia en la herida
- vetas rojas que se extienden desde la herida
- hinchazón, sensibilidad al tacto o presión o dolor de carácter creciente alrededor de la herida
- fiebre
El médico te recetará antibióticos para ayudar a tu cuerpo a defenderse de la infección.
La mayoría de la veces los cortes, rasguños y rozaduras desaparecen por sí mismos, gracias a la increíble capacidad del cuerpo para curarse. Pero, si sufres un corte que parece importante o infectado, acude al médico.