Esofagitis por citomegalovirus con síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico en un receptor de trasplante de riñón

La enfermedad por citomegalovirus gastrointestinal (CMV) es un factor crítico en el manejo de pacientes inmunocomprometidos.1 Se ha informado que el esófago es el segundo órgano GASTROINTESTINAL más común asociado con la infección por CMV.2 Los escenarios documentados relacionados con esta complicación incluyen la infección por el virus de inmunodeficiencia humana, el trasplante, la quimiorradioterapia y el uso de corticosteroides.2-4 Aunque la odinofagia, la disfagia y el dolor retroesternal son síntomas típicos reportados por pacientes con esofagitis por CMV, los síntomas inespecíficos que incluyen náuseas, vómitos, fiebre, dolor abdominal y pérdida de peso también pueden estar asociados con esta enfermedad.3 Hasta donde sabemos, este es el primer informe de un receptor de trasplante de riñón que fue diagnosticado incidentalmente con esofagitis por CMV durante la evaluación de la enfermedad de reflujo gastroesofágico subyacente (ERGE).

Una mujer de 55 años con ERGE crónica tratada con sucralfato recibió un trasplante de riñón de donante fallecido. Seis semanas más tarde, experimentó una incomodidad similar al reflujo ácido, que fue similar a sus síntomas anteriores de ERGE; los síntomas persistieron durante varios días. No experimentó otros síntomas como disfagia, odinofagia, dolor retroesternal/abdominal y náuseas. Los datos de laboratorio incluyeron: nitrógeno ureico en sangre, 35,6 mg / dL; creatinina, 1,19 mg/dL; hemoglobina, 11,6 g/dL; recuento de glóbulos rojos, 3,75 × 106 células/µL; y recuento de glóbulos blancos, 9,1 × 103 células/µL (leucocitos polimorfonucleares segmentados, 86%; y linfocitos, 9%). La paciente se sometió a una esofagogastroduodenoscopia (EGD) el día 55 del trasplante, que reveló úlceras esofágicas lineales múltiples entre 25 y 35 cm (Figura 1A) y una rotura de mucosa de >5 mm cerca de la unión escamoso-cilíndrica correspondiente a esofagitis por reflujo de grado B de Los Ángeles (Figura 1B). Se identificaron células infectadas por CMV con cuerpos de inclusión dentro de las úlceras (Figura 1C). La inmunohistoquímica con CCH2 anti‐CMV confirmó el diagnóstico de esofagitis por CMV (Figura 1D).

FIGURA 1
Se realizó Esofagogastroduodenoscopia (EGD) el día 55 después del trasplante renal para evaluar los síntomas sugestivos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). A, Se identificaron múltiples úlceras esofágicas lineales entre niveles de 25 y 35 cm. B, Se identificó una ruptura de la mucosa >5 mm de longitud cerca de la unión escamoso-cilíndrica correspondiente a esofagitis por reflujo de grado B de Los Ángeles. C, se detectaron células infectadas por citomegalovirus (CMV) con cuerpos de inclusión dentro de las úlceras lineales (flechas; Hematoxilina & tinción de eosina, ×400). D, La inmunohistoquímica confirmó el diagnóstico de esofagitis por CMV (tinción de CCH2, ×400). E, Dos meses después del inicio de la terapia antiviral de 21 días, una EGD de seguimiento reveló solo una pequeña lesión erosiva focal (punta de flecha), con curación de las úlceras previas. F, Cinco meses después del inicio de la terapia antiviral, los hallazgos de EGD fueron consistentes con la resolución completa de la esofagitis por CMV

El paciente fue tratado con valganciclovir oral (900 mg / día) durante 21 días junto con un inhibidor de la bomba de protones durante 56 días. La EGD después del tratamiento reveló solo una pequeña erosión focal; las úlceras y la rotura de la mucosa se habían curado (Figura 1E). No se encontró evidencia de infección por CMV en la biopsia. La recuperación completa se confirmó 3 meses después, tanto por EGD (Figura 1F) como por patología tisular.

De importancia, se realizaron pruebas de inmunoglobulina (Ig) por CMV tanto para el donante como para el receptor antes del procedimiento de trasplante.5 Resultados similares, incluyendo IgG reactiva (500 AU / mL) e IgM no reactiva (índice = 0.75), se detectaron en el postoperatorio en el receptor que estaba antes de iniciar el tratamiento con inmunosupresores (tacrolimus 12 mg/día y micofenolato mofetilo 1000 mg/día). Tres semanas después del alta (<2 semanas antes de la presentación), los títulos anti‐CMV permanecieron estables, incluyendo IgG a 469,4 AU/ml e IgM a 0,67. Se obtuvieron resultados negativos de la reacción en cadena de la polimerasa de ADN‐CMV. Como tal, si no hubiera habido síntomas de ERGE, es posible que no hubiéramos diagnosticado infección por CMV en esta paciente, ya que no tenía síntomas típicos ni hallazgos en suero.

El caso único destaca tres puntos clave con respecto al manejo de pacientes inmunodeprimidos: (1) no se puede descartar la infección por CMV simplemente por síntomas o pruebas de suero, (2) el seguimiento regular es crítico incluso entre aquellos que son asintomáticos, y (3) el examen adicional es crítico si se sospecha una infección latente.

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