Explorando el concepto de homeostasis y considerando sus implicaciones para la economía☆

En su formato estándar, el concepto de homeostasis se refiere a la capacidad, presente en todos los organismos vivos, de mantener continuamente ciertas variables funcionales dentro de un rango de valores compatibles con la supervivencia. Los mecanismos de la homeostasis se concibieron originalmente como estrictamente automáticos y como pertenecientes solo al estado del entorno interno de un organismo. De acuerdo con este concepto, la homeostasis fue, y sigue siendo, a menudo explicada por analogía con un termostato: al alcanzar una temperatura previamente establecida, el dispositivo se ordena a sí mismo suspender la operación en curso (refrigeración o calefacción), o iniciarla, según corresponda. Esta explicación tradicional no logra captar la riqueza del concepto y la gama de circunstancias en las que se puede aplicar a los sistemas vivos. Nuestro objetivo aquí es considerar una visión más completa de la homeostasis. Esto incluye su aplicación a sistemas en los que la presencia de mentes conscientes y deliberativas, individualmente y en grupos sociales, permite la creación de mecanismos reguladores complementarios destinados a lograr estados de vida equilibrados y, por lo tanto, con supervivencia, pero más propensos al fracaso que los mecanismos totalmente automatizados. Sugerimos que una economía es un ejemplo de un mecanismo regulador de este tipo, y que los hechos relativos a la homeostasis humana pueden ser de valor en el estudio de los problemas económicos. Es importante destacar que la realidad de la homeostasis humana amplía los puntos de vista sobre las preferencias y la elección racional que forman parte del Homo economicus concebido tradicionalmente y arroja dudas sobre los modelos económicos que dependen solo de un mecanismo de “mano invisible”.

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