Las razones por las que se te puede retrasar la regla

Desde que le baja la primera regla a una mujer y comienza a tener una vida sexual activa, no es raro tener cada dos por tres pequeños sustos y agobios debido a un retraso, en especial, si no entra dentro de tus planes lo de ser madre.

Cuántos test de embarazo se habrán gastado en vano en el mundo para que te venga al día siguiente o un par de horas después de haberte hecho la prueba. Sin duda, los segundos de incertidumbre mientras esperas a que aparezca el resultado, sentada en la taza del váter y con tus ojos clavados en el dichoso test, son de los más angustiosos de tu vida.

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Antes de pasar una vez más un mal trago has de saber que la causa de que no te venga la regla no siempre se debe a un embarazo. La ausencia de la menstruación tanto de forma transitoria, intermitente como permanente se conoce como amenorrea.

“Es el resultado de una disfunción a nivel del eje hipotálamo-hipofisario, que regula el buen funcionamiento del aparato genital interno, o de alteraciones en los ovarios, el útero o la vagina”, explica la Dra. Ana Román, del servicio de ginecología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja. Asimismo, la experta asegura que su frecuencia –si descartamos como causas el embarazo, la lactancia o la menopausia– es del 3 al 4% a nivel global.

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Se considera un ciclo normal aquel que dura entre los 28 y los 45 días. No obstante, según explica la ginecóloga también puede retrasársete la regla por las siguientes razones:

La dieta y el estrés

Tanto una pérdida de peso importante, el ejercicio intenso, como el estrés pueden provocar que no te baje el periodo. Con estas subidas y bajadas repentinas o una situación estresante –como cambios de hábitos bruscos, viajes…–, básicamente tus hormonas se vuelven un poco ‘locas’. La especialista asegura que, al igual que sucede en aquellas pacientes con trastornos alimenticios, descienden los niveles de las hormonas encargadas de estimular los ovarios –foliculoestimulante (FSH) y luteoestimulante (LH)– para que se produzca la ovulación, del mismo modo que disminuyen los de estrógenos y progesterona ¿Resultado? Descontrol de tu ciclo menstrual, así que mejor cuida tus hábitos alimenticios y haz ejercicio moderado y de forma saludable.

Medicamentos

Algunos medicamentos como antihipertensivos, antidepresivos, antipsicóticos, antieméticos y antialérgicos también pueden ser el principal responsable de que se te retrase. “Estos fármacos producen un aumento de la prolactina, hormona producida en la hipófisis que estimula la producción de leche en las glándulas mamarias. Al aumentar ésta se produce una disminución secundaria de las hormonas encargadas de la estimulación ovárica (FSH y LH) por la inhibición de la hipófisis, lo que se puede traducir en un retraso”, señala Román. Aunque tranquila porque tras suspender el tratamiento, el ciclo vuelve a normalizarse.

Anticonceptivos

Mucha gente los usa precisamente para ‘regular’ la menstruación. Sin embargo, la ginecóloga asegura que los inyectables de progesterona o la toma de la píldora prolongada, continua y sin descansos también puede derivar en la desaparición de la menstruación. “La progesterona inhibe la producción de luteoestimulante (LH) por parte de la hipófisis. Una toma prolongada puede producir una amenorrea por atrofia endometrial, no obstante, el periodo reaparece cuando se hace el descanso”.

Enfermedades

Tanto el hiper como el hipotiroidismo pueden ser la razón por la que no te viene la regla, por lo que siempre es adecuado consultar con un endocrino. Además, esta situación se soluciona en cuanto se recibe el tratamiento adecuado. Por otro lado, como consecuencia de procesos autoinmunes, infecciones o tratamientos oncológicos, o simplemente porque por una cuestión genética se tienen menor número de folículos primordiales puede darse una menopausia temprana (antes de los 40 años).

El síndrome de ovario poliquístico

Además del aumento de vello corporal o el aumento de peso, una regla irregular es otro de sus síntomas característicos. “Por lo general, produce una elevación en los niveles de luteoestimulante (LH) que a su vez genera un aumento de la producción ovárica de andrógenos. No obstante, con el tratamiento idóneo se consigue revertir este efecto así como los síntomas de la ‘virilización'”, concluye la ginecóloga.

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