[ Los trastornos electrolíticos más frecuentes en el servicio de urgencias: ¿qué se debe hacer de inmediato?]
La hiponatremia es la forma más común de trastorno electrolítico en la sala de emergencias. Los síntomas son inespecíficos e incluyen náuseas, mareos y, a menudo, caídas. Los síntomas típicos de la hipernatremia grave son vómitos, convulsiones cerebrales, somnolencia e incluso coma. Los diagnósticos iniciales específicos de laboratorio incluyen la medición de electrolitos séricos, glucosa sérica, osmolaridad sérica y urinaria y sodio en orina. El objetivo principal del examen clínico es estimar el estado del volumen. Si un paciente tiene hipovolemia, el método de elección es una infusión de solución isotónica de cloruro sódico (0,9%). Si el paciente es euvolémico, el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) o medicamentos (neurotrópicos) podría ser la causa. En estos casos, la medida principal es la restricción de la ingesta de líquidos. Como una corrección rápida de los niveles de sodio puede provocar mielinólisis pontina, el aumento de la concentración de sodio no debe ser inferior a 10 mmol/l en las primeras 24 h y a 18 mmol/l en las primeras 48 h. Los síntomas clínicos de hiperpotasemia incluyen síntomas neurológicos (por ejemplo, debilidad muscular, paresia, hiperreflexia, calambres y disestesia), gastrointestinales (por ejemplo, náuseas, vómitos y diarrea) y cardíacos (por ejemplo, trastornos del ritmo cardíaco y de la conductancia). La inyección de calcio estabiliza los trastornos del ritmo cardíaco de inmediato. Para una rápida caída del potasio desplazando el potasio al espacio intracelular, se puede utilizar la administración de glucosa con insulina y la administración inhalativa de dosis altas de betamiméticos. La eliminación de potasio se logra mediante infusión de coruro de sodio isotónico (0,9 %) con administración intravenosa de furosemida, resinas de intercambio iónico y hemodiálisis.