Pensamiento confuso
En un estado psicótico, los pensamientos cotidianos se confunden y no tienen sentido. Algunos creen que otros pueden influir en sus pensamientos, que pueden influir en los pensamientos de otras personas o que todos los demás pueden leer sus pensamientos.
El filósofo griego Aristóteles dijo una vez que pensar es hablar consigo mismo. Los pensamientos son nuestra posesión más personal,pero ¿de dónde vienen? Si está sentado y pensando en algo y nota que de repente se le ocurren pensamientos o que después de un tiempo está sentado y pensando en cosas “en las que no había planeado pensar”: ¿de dónde vienen estos pensamientos? ¿Hay algún tipo de producción de pensamientos que no controlas o que proviene de un lado desconocido de ti mismo? ¿Quién piensa que los pensamientos que aparecen de repente, son “tú” u otro lado de ti? Tales reflexiones son completamente naturales y han ocupado a los filósofos durante siglos. Cuando una persona no está particularmente estresada y se siente segura de sí misma y de sus propios sentimientos y tiene buenas relaciones con los demás, tales reflexiones no llevarán a preocupaciones o problemas particulares.
Pero cuando las personas se estresan gravemente o sienten que han perdido el control sobre sus propios “límites del yo”, pueden comenzar a reflexionar sobre estas cosas. Algunos “miran” sus propios pensamientos y tienen una extraña experiencia de que no son los suyos. Otros experimentan tener pensamientos que no quieren o” no se supone que deben ” pensar, que pueden ser pensamientos repulsivos o pensamientos prohibidos sobre cosas sexuales o violentas que simplemente no desean pensar. Si una persona comienza a tener tales sentimientos con respecto a su propio pensamiento, es un paso corto para pensar que tiene pensamientos que no son suyos. Estos pensamientos pueden ser percibidos como provenientes de otras personas, de Dios o del Diablo. Algunas personas tienen la sensación de que otras están robando o implantando pensamientos, y cuando tales percepciones persisten con el tiempo, a menudo conducen al establecimiento de delirios que ayudan a explicar las percepciones extrañas.
Estos trastornos del pensamiento hacen que la persona tenga dificultades para hablar racionalmente, participar en una conversación o recordar cosas. Todos sus pensamientos están confusos. Algunas personas pueden estar tan preocupadas por un pensamiento, excluyendo a otros, o por detalles minuciosos, que son incapaces de ver las cosas como un todo.
Las dificultades para concentrarse pueden explicarse fácilmente por el miedo, la depresión o el estrés de la persona por otras razones.