Método natural para tratar el hipotiroidismo subclínico
En ocasiones la tiroides funciona con normalidad (no hay aumento de peso), pero a expensas de que la hormona que segrega la hipófisis (TSH) para regular las hormonas tiroideas está trabajando en exceso (valor por encima de lo habitual, que es 4 como máximo).
Muchos endocrinos deciden no hacer nada hasta que la TSH no pasa de 10. Hasta ese momento hablamos de hipotiroidismo subclínico, un desequilibrio que puede causar cansancio o ansiedad, así como una tendencia a la osteoporosis.
Alteración de la homeostasis
Un desequilibrio hormonal, como cualquier otra patología, es el resultado de una alteración de los propios mecanismos de autorregulación u homeostasis de la persona (el denominado médico interno o vis natura medicatrix de los griegos).
Este desequilibrio se puede corregir con un tratamiento naturista de fondo, que no es ni más ni menos que un conjunto de medidas que pretenden devolver el equilibrio y la eficacia de estos mecanismos de autocuración.
Esto pasa por una revisión de hábitos de vida (medio ambiente familiar y laboral, consumo de tabaco y otros hábitos tóxicos, ingesta diaria de líquidos, horarios de descanso, dieta…) y una corrección de aquellos que puedan estar dificultando la actividad normal de dicha fuerza curativa interna. Se trata de quitar lo que sobra por nocivo y de añadir lo que falta.
Normalmente todo esto se traduce en una supresión de hábitos tóxicos y en una dieta depurativa (caldo vegetal, frutas, ensaladas y verduras) acompañada de fitoterapia, hidroterapia, ejercicio adecuado o apoyo emocional, según cada paciente.
Aumentar la ingesta de yodo
En la alimentación es conveniente aumentar la presencia y las dosis de alimentos ricos en yodo (algas, sal marina, ajo, cebolla…) y reducir los bociógenos que impiden el aprovechamiento del yodo tomado (nabos, coles, maíz, soja en grano, mostaza, cacahuetes…).
Es recomendable la suplementación con el aminoácido tirosina e incorporar vitaminas y minerales (A, E, C, complejo B y zinc) o alimentos que los contengan (zanahorias, tomate, germen de trigo, levadura de cerveza…), ya que facilitan la elaboración de la hormona tiroidea con el yodo aportado.
Además, el ejercicio regular y diario (de 30 a 60 minutos) mejora la respuesta de la glándula tiroides al tratamiento.
Si con los consejos citados no hay mejoría o no se ha restablecido la normalidad en unos meses (medio año) puede complementarse con un tratamiento homeopático, de medicina tradicional china o de estimulación refleja de la tiroides (reflexología podal), por ejemplo. También pueden aplicarse estas medidas desde el principio.
La medicación farmacológica es el último recurso y está plenamente justificada si las medidas anteriores no han dado resultado en aproximadamente un año.